Recordando los 90 (segunda parte).
EL GRUNGE
Para entender un poquito de que palo va esto del grunge, hay que enfocar el panorama musical como algo cíclico, donde hace ya mucho tiempo que nada se inventa y que todo se repite, vendiéndose como algo nuevo.
Igual que pasó con la reacción punk a finales de los 70 ante un mundo musical gobernado por el hard rock, a finales de los 80 parece que, sobre todo en el estado norteamericano de Washington, están un poco hastiados del heavy metal, de las pintas horteras de sus músicos y de sus letras machistas y huecas. Se empieza a cocer un panorama musical con sonidos que empiezan a mezclar la contundencia metalera con influencias tanto en ritmos como en actitud del punk. Y así poco a poco, sobre todo en la ciudad de Seattle, se va creando una crew que será el germen de lo que los medios más adelante bautizarán como grunge, que quiere decir algo así como sucio, no se sabe muy bien si refiriéndose al sonido que comenzaban a vomitar a aquellos grupos, a su poca ilusión a la hora de lavarse el pelo, o a ambas cosas.
Y para no empezar con los tópicos e ir a identificar directamente grunge con Nirvana, me gustaría hacer mención a uno de los grupos que para mí están en el germen del movimiento. De hecho el grunge en sí no fue un estilo muy homogéneo que digamos, ya que fue bautizado como rock alternativo (muchos entonces parecían haberse inventado el término, que ingenuos), y cuando llamas a algo “alternativo” en realidad caes en la trampa de crear un saco heterogéneo donde realmente cabe todo. Y dentro de este saco os dejo, como decía antes, a un grupo para mí muy importante en que todo esto del grunge lo petara, Alice in Chains.
Y también en los albores del grunge, antes que los ya citados Nirvana, nos encontramos con la banda de Chris Cornell, Soungdarden, para mí, a un modo totalmente subjetivo, obviamente, la mejor banda de aquel movimiento. Además curiosamente Soundgarden es junto a Alice in Chains, de los poquitos de aquella época que siguen en activo. Suerte que el bueno de Chris abandonó pronto aquel proyecto que fue, con diferencia, mi mayor desilusión musical, Audioslave. Jamás pensé que una formación con la voz de Chris unidos a los músicos de Rage Against the Machine pudiera sonar a truñaco y ser tan aburridos como ellos.
Ay, que mal sabor de boca me ha dejado recordar a Audioslave…voy a colgar mi canción favorita de Soundgarden, a ver si se me quita esta desazón.
Pero al margen de lo ocurrió en Seattle en aquella época, muchos coinciden en ver a los verdaderos padres espirituales del grunge a los neoyorquinos Sonic Youth. No en vano era uno de los grupos predilectos de Cobain, y está claro que sin la música de éstos Nirvana habría sonado a otra cosa.
Y ya que hemos dado el salto a Nueva York, pasaremos antes de volver a Seattle por Chicago para recordar a las calabazas cojonudas, The Smashing Pumpkins. Antes comentaba la heterogeneidad del grunge, y los Smashing quizás sean el mejor ejemplo. En un tono depresivo, mezcla Glam rock y gótico en su estética, consiguieron marcar un estilo propio dentro del género. Y aquí en España tuvieron gran acogida, véase su participación en el primer Festi Mad, o su colaboración en la banda sonora de la película de Daniel Calparsoro Salto al vacío.Una pena que con el tiempo Billy Corgan se volviera una calva histérica empecinada en mostrarnos que lo que hace ahora sigue molando.
Y ahora sí, vamos a entrar en materia…Nirvana. No es que quiera menospreciarlos, lo que intento evitar es precisamente que se los siga considerando como los padres del invento, porque sería muy injusto. Al margen de esta consideración, reconozco que Nirvana, y sobre todo su disco Nevermind, consiguió que aquel movimiento de melenas guarras y camisas de franela diera el salto definitivo para que se le conociera de manera mundial.
Nirvana, que en sus orígenes aún no contaban con el hoy verdadero “ganador” de todo aquello, Dave Grohl, sacaron en 1989 su primer trabajo serio de estudio, Bleach, bajo el sello dominante del grunge Sub Pop. Quizás este disco pasó más desapercibido entre todos los lanzamientos del género que salían aquellos días, pero nos dejó temazos dignos de recordar como este Blew.
Y comenzó el principio del fin: Nirvana publica en 1991 Nevermid. Y lo que era un género cerrado a determinado público, dio el salto definitivo, ayudado sobre todo por el impulso de la Mtv, una cadena televisiva que por entonces se dedicaba solo a la música (de esto ya sólo le queda el nombre hoy en día), y a su afán de renovar un mercado de rock para masas que grupos de rock ochenteros como Guns And Roses comenzaban a poner en peligro.
Así que aquí tenemos nuevos ídolos, tres descerebrados que nunca supieron muy bien en que se estaban metiendo (bueno Dave Grohl sí lo sabía), con las consecuente sobredosis de fama y otras cosas que tan trágico desenlace trajo a la banda en sólo unos años. La máquina del show business creó un dios con la misma vehemencia que después destruyó, no sin antes sacar buena tajada, y para mayor gloria agrandó su club de los 27 (aunque hasta la muerte de Winehouse no supimos que la lista no se había cerrado).
Para no caer en el tópico del hiper repetido hasta la saciedad Smell like teen spirit (aunque el viejo que sale moviendo la fregona daría para un post entero a modo “tesis de vídeos de los 90”), os dejo mi canción favorita del álbum, In Bloom.
Gracias al éxito de Nevermind, el grunge pasó de ser un género meramente alternativo, a convertirse durante un buen tiempo en el dominante del mercado del rock. Muy similar en cuanto a alcance y popularidad, eso sí sin tan dramático final, fue el alcanzado por Pearl Jam. De entrada suponía una alternativa menos depresiva a los mensajes nihilistas de Cobain, y dejaron discos tan populares como su debut Ten, considerados como muchos el otro gran disco del grunge.
Y para terminar con el tema, me gustaría hacer una reseña cinematográfica. Aunque creo que se exageró su alcance (se la ha considerado como la “película de la generación grunge”), pues no deja de ser digamos una comedia romántica, Singles, dirigida en el 92 por Cameron Crowe (quien más adelante filmaría un documental sobre la trayectoria de Pearl Jam) recogió unas cuantas caras conocidas del panorama musical de Seattle de la época (de hecho, uno de los protagonistas, interpretado por Matt Dillon, es el líder de un grupo de rock alternativo interpretado por los propios Pearl Jam).Me hizo mucha gracia en especial los cameos de Cornell y de Eddie Vedder. Con su trailer os dejo.
KIKE